JULIANA LOPEZ
JANEIRO
Curriculm vitae
Cuentos: Deborah. Confesiones. Ya lo vi, ya lo vivì.
"DEBORAH".
- El astròlogo lo habia profetizado, lo
escuhè algo escèptica, en tanto pensaba por què
diablos en cosas a las que luego no daba crèdito.gastaba
mi dinero
- Cuando lleguè a su casa, nada en ella
anunciò el màgico embrujo que mi mente perseguìa, para
mi gusto faltaba ambiente, por el contrario, el moderno
confort reinante solo hablaba del lucrativo oficio de
aquel viejo que ahora me aobservaba con perpicaz
insistencia.
- Emitiò su risa en la mas baja octava
sonora, me sentì sorprendida, supe que aquel viejo
alquimista, cuyas mil arrugas tratè de enumerar, habìa
tocado con su energìa mental la dèbil barrera ofrecida
por mi, dejandome, para mi asombro,desnuda a la lectura
de mi sino.
- Me condujo hacia un aposento contiguo y en
el umbral de la puerta la quietud invasora anunciò
nuevas sorpresas. Creì hallarme en el corredor de la
vida, a punto de correr las cortinas del tiempo y
sumergirme, confiada, en los grandes misterios.
- El viejo hablò con su voz arcana, al
observarlo experimentè un sobresalto, su piel habìa
perdido el brillo ante lo consumido de sus carnes,
tomando su huesuda anatomìa un tinte amarillento que le
daba cierto aire de un ser momificado. Enumerò todas las
ciencias de adivinaciòn por èl conocidas,asì supe de
la Aeromancia, Aritmancia, Cartomancia y muchas otras por
mi ignoradas. Como su objetivo era que yo me inclinase
por una, le explique que no, yo solo deseaba lo que en su
tarjeta de presentaciòn ofrecìa, la astrologìa, tan
solo interesaba conocer mi carta astral.
- Zumbò como una aveja, despuès de
interrogarme en cuanto al dìa, el mes, el año y la hora
de mi nacimiento y sacar algunas cuentas, trazò en una
hoja una circunferencia que vi lenarse de rojas y azules
rayas, unas veces paralelas y otras entrecruzandose.
Moviò la cabeza con gesto negativo y me anunciò la
pobre vida que tendrìa bajo la mala influencia de las
lìneas negativas que predominaban para mi desgracia.
- Mi alma debiò estar en mis ojos, porque
el viejo viò en ellos mi descontento y la firme
determinaciòn de cambiar al menos la hora de mi
natalicio, hasta encontrar la carta de mi agrado; a fin
de cuentas nadie acude a consultas para oir cosas
desagradables, sino para ser engañados por la buena
ventura. Yo deseaba viajes, paseos, y aquella carta
astral se alejaba decenios de mis aspiraciones.
- Tomè la hoja que me tendìa, di las
gracias y me dispuse a la partida. El viejo me detuvo con
un gesto en su mano, para explicarme, que al ponernos en
contacto con el Ser Supremo, mediante nuestro espìritu
interno,algo del destino puede ser cambiado a nuestro
favor, y esto al menos serìa una ayuda: Yo tenìa una
ventaja, dijo, a los 29 años, ni uno mas ni uno menos, a
las 2:45 am. Hora en que este año cumplìa esa edad,
Venus, mi planeta regente, volverìa a presidir la noche
en la cùspide de la esfera celeste y junto a una luna
llena se reproduciria la extraña conjuciòn de astros
ocurrida en mi alumbramiento.Ese dìa podria ver mi alma
y develar sus misterios,comprobar lo vaticinado y por el
pedir ayuda. Eso si, deberìa acogerla como un niño lo
harìa, pensando en la maxima oculta emitida por San
Marcos en su Evangelio. Esta opportunidad tendria que
aprovecharla pues solo se presentaria pasados otros 29
años. Este era el tiempo que tardaba en acontecer la
insòlita convergencia.
- Aunque en ese momento no prestè oidos y
hasta me burle a la salida, libre al fin de la rara
influencia que ejerce el viejo sobre mi, a medida que
pasaban los dias y corria el calendario engullendose los
meses, viendo aproximarse el momento anunciado comence a
ponerme ansiosa y ya por una cuestiòn de curiosidad,
involuntariamente aguardaba el instante.
- El penùltimo dìa amanecio conmigo y me
mantuve pendiente al reloj, robandole el tiempo con los
ojos, tirando de las horas a punta de impaciencia para
acercar la noche. A las 12 lo dispuse todo segun me habia
explicado el viejo, que no solo tenia de astrologo sino
que tambièn de un marcado complejo de hierofante, el
espejo grande, dos candelabros ubicados uno a cada lado
del espejo con sus dos velas y ausencia total de luz que
no fuese despedida por la llama ignea del fuego eterno.
- En mi reloj son las 2 y las campanas de la
iglesia asi lo confirman, el clic del interruptor se ha
llevado la luz y prendo las velas junto a mi miedo que se
inflama. Me planto ante el espejo y hago grandes
esfuerzos por controlar el susto de mis rotulas que
tiritan. Las sombras fantasmagòricas de los muebles me
rodean caminandome al abisbo de lo esotèrico.
- Me miro en aquel otro par de ojos que
intenta al igual que yo descubrirme. Trnascurren varios
minutos al acecho, pero no pasa nada. Es inevitable
sacarle la lengua a esa que con cara de tonta aguarda
como yo.
- No siento miedo ya, soy yo, sigo aquì y
allì, solo que por extraña ilusiòn òptica mi rostro
se desdibuja y me torno cadavèrica alla tras el azogue.
Los ojos y la imaginaciòn son todo, lo sè porque a
continuaciòn he visto que el espejo desprende luz, una
luz que envuelve mis contornos y mi apariencia de
capullo, como si me incubara en ella. Que ocurrencia
pensar que me puedo estar gestando en una luz como si
aùn no hubiera nacido. No es un razonamiento lògico,
hace 29 años que nacì y en vez de estarlo celebrando,
estoy aquì comiendo mierda, perdiendo el tiempo, todo
para adicionar a mi existencia un poco de aventura,dònde
habrè dejado mi cerebro,creer en esto que esta por
debajo de mi condiciòn pensante y la educaciòn
recibida. Deberìa estar por encima de èstas
preocupaciones vulgares propias de los necios. Ahora no
puedo evitar contemplarme con cara de hormiga como si
fuera ese animal inferior, y quien ha dicho que son
inferiores las hormigas, tienen inteligencia, ya lo creo,
solo ese indigena que me observa ahora lo desconoce,
quizas por eso la tristeza de su rostro y ese rictus
amargo tirando de sus labios hacia abajo, ante el peso de
tanta ignorancia.Pero no, no es un indigena, este que me
mira es un monje budista, que digo,es una gitana, cargada
de collares y multitud de pulseras aprisionando secretos
de todos los caminos, aunque es absurdo que una gitana
tenga los brazos robustos de este digno guerrero en el
espejo. Me rìo ante el desatino, o es el eco de la risa
de esta cortesana de vida fàcil disipandose tras la
figura emergente de este ser tan maquiavelico, bostezo
ampliamente, es mi sal de aburrimiento. Estoy cansada de
jugar como si fuera un niño, la palabra niño me lanza
de un traspiès a la inocencia, el espejo se magnifica de
un fogonazo que no atino a comprender y el destello se
apaga a pesar de mi deseo. Mientras siga mirando mas
verè y de seguir me inventarè 14000 rostros
superpuestos como en un caleidoscopio. En el espejo sola
està mi reflejo y en el mirar estàtico el
distorsionamiento de la imagen.
- Aquel viejo astròlogo solo me ha timado,
me siento engañada, me duele màs la estafa de mi
tiempo,que el dinero invertido en la consulta y en las
velas. Oigo mùsica que invita a soñar, como si el
universo tocara mi nota clave, vuelvo a pensar en la
palabra niño ¿Dònde estarìa el secreto?
- Exhalo tres suspiros sin saber por què,
son tres suspiros que pueden no ser mios. !Bah, de mi
alma nada!. Son las 2:45am, es la hora, ya no
vendrà . Lo sè porque me he quedado dormida y
puedo verlo apenada, desde donde mejor se ve, desde aqui
arriba.
- 1995
-
- CONFESIONES
-
- Cuando conocì a Silvia, entiendase la
primera vez que nos vimos, ni siquiera reparè en ella.
Una vez fijada mi atenciòn. Un efluvio desconocido me
arrastraba hacia su persona como el magnetismo atrae los
metales al imàn.
- ¿Què era aquello? Por què esa necesidad
de comuniones y aunque tardè tiempo en responderme,
finalmente hallè la respuesta. Yo era Silvia, o mejor
dicho Silvia era mi yo, partìcula escapada de mi alma.
- Silvia era la dulzura personificada, paz,
equilibrio, yo era esos conceptos sin el contenido. A los
ojos de todos era lo mismo que ella. Solo que no se
percataban de que soy un fruto tentador de alta
peligrosidad. Era lo externo, lo comestible, lo fàcil de
vender, en resumen, una càscada intacta a la que le han
roìdo el interior. Muchos se acercaron a mi atraìdos
por la apariencia, buscando lo que no tenìa y yo me
acercaba a Silvia buscando desesperadamente lo que otros
buscaban en mì y ella desbordaba, despilfarradora, por
todos sus poros.
- Dios y filosofìas extrañas contribuyeron
a acercarnos, a comprender mejor que tenìamos cosas en
comùn y la fusiòn para una nueva amistad ofrecìa
solidèz de base para su realizaciòn.
- Yo atravesaba una de mis crisis
depresivas; en pocos dìas comencè a nutrirme de una
vitalicia fuerza renovante. Silvia me abrìa las
compuertas del paraìso de su alma para que yo bebiera,
para que cobrara confianza y recopilara las fuerzas
perdidas en la constante bùsqueda.
- Muchas veces me reprochò el exceso de
pensamientos, los creìa una limitante a mi desarrollo
como ser viviente; como mortal que debe vivir el corto
momento que los dioses nos predestinan con la vida. Pero
a mì me interesaba màs el encuentro conmigo misma; ir
al rescate de lo perdido, de todo aquello que me lleva al
fondo y no encontraba còmo tornar a la superficie. No
parecìa importarme que ese viaje al interior de mi alma
me tomara toda la vida, que comsumiera el tiempo en
contemplarme y ya luego para vivir socialmente, amar,
crear, tener mi propia descendencia. Desafortunadamente
nacì pensadora y si en mi interior deseaba por todas las
cosas amar y vivir a plenitud libremente, tenìa aùn
màs urgencia de reconocerme, de orientarme, de recuperar
lo extraviado; porque sin esto, mis sueños los
encontraba remotamente inalcanzables.
- Porque llena de descontento y frustraciòn
no se puede vivir, porque despojada de toda bondad, en mi
interior solo reinaba lo malo, la desconfianza, el
recelo, el miedo constante a continuar siendo lacerada, y
mirando a travès de un ente distorcionado, todo resulta
demasiado sombrìo.
- Se imponìa el muro; Silvia reìa cuando
yo explicaba que entre el mundo y yo, Dios habìa
levantado el muro; entre el muro y yo el susto y el
hacinamiento de todas las adversidades pasadas, entre el
muro y el mundo mi vida por lograr, deslindada de mì,
completamente incomunicada de mi ser. Yo debìa derribar
el muro, pero antes era imprescindible la transformaciòn
de todo lo malo en bueno.
- Silvia no creìa en varitas màgicas,
sòlo en la capacidad humana de borrar con el olvido; de
aprender a vivir con los decepcionados, yo estaba de
acuerdo,pero me costaba un esfuerzo sobrehumano aprender
a vivir con el pasado y aunque me proclamaba ante todo
realista y objetiva debo asumir con valentìa que creìa
en esa vara y en los consabidos milagros.
- Silvia se convertìa, por elecciòn, en un
bastòn que me ayudaba a apoyarme; pasaba a ser el
psicofàrmaco que auyentaba mis crisis y disipaba
temores; por lo que me creè cierta dependencia. Creìa
fielmente en que era la clave para el encuentro con mi
mundo interior. Solo tenìa que aprender de ella su
capacidad de asimilar las derrotas, la alquimia necesaria
para su trasmutaciòn en provecho. Provecho que aumenta
su caudal de bondad porque viendo la vida de modo
positivo se redondea la esfera del equilibrio que
aprisiona lo bueno.
- Todo era fàcil, solo debìa lograr la
traslaciòn de esa partìcula de Silvia a mi persona.
Desgraciadamente no resultò. Silvia no estaba dispuesta
a despojarse de un solo tomo que pudiera
descompletar una de sus molèculas, molèculas necesarias
para la ecuaciòn de su equilibrio.
- Ella ofrecìa otra variante, nada de
traslaciones, tan sòlo la fusiòn de su ecuaciòn a la
mìa, incorporarnos en un solo proceso donde ambas
resultarìamos beneficiadas. Aportaba màs, entregaba
todos los sentimientos que abarrotaban su corazòn, esta
vez abierto al mundo. Libre la entrada en toda su
extensiòn para que yo franqueara sus lìmites.
- Silvia jugò tan limpio que el impacto de
su sinceridad me dejò perpleja; desconcertada, tan
desarmada como ella. No podia dar crèdito a lo que
escuchaba porque no habìa sido mi objetivo semejante
meta. Y es que en mi egoìsmo, en el absolutismo de mi
propio problema la ignorè como ser, por mistificarla, no
pude percibir que en su afàn de acoger o protegerme fue
dejando mucho de sì misma, obviamente, no adivinè, que
aquel halo de equilibrio tal vez fuera pura apariencia,
apariencia que nada tiene que ver con su entereza para
enfrentar adversidades.Mientras me ocupaba en llenarme de
fuerzas no notè que se llenaba de esperanzas.
- La confesiòn me dejò afàsica y mi miedo
surgiò con nuevos matices de temblores ante esta persona
que me inspiraba tanta confianza. En un momento volvì a
quedarme desnuda, nuevamente en cero, me tornò al punto
de partida. Con la cabeza baja; no sè si culpable por
equivocarse o porque tal vez la halla decepcionado,
escuchò mi respuesta, en mi torpeza le ofrecì mi
amistad incondicional pero debiò resultar muy poco,
porque con los dìas se fue escapando, aumentando la
distancia.
- Me duele este aislamiento, los ìndices
que la separan con desprecio, y la sitùan del otro lado
de la vida con falsos dogmatismos. Lamento encontrarme en
ese banco de intolerantes, incapaz de comprender la
naturaleza de su esencia.
- Rezo todas las noches a la misma hora, en
silencio, de vuelta obligada a la pared, sobre la cama y
es que me apena que me vean rezar, a mì misma me cuesta
convencerme es ocasiones de esta doctrina que abrazo a
fragmentos, que se me vuelve añicos fragmentada por la
flaqueza y la pèrdida de fè.
- Còmo he de rogarte Dios, me cuestiono, y
no hallo las palabras correctas para que recibas mi alma
y entres en mì con la luz, me devuelvas el sosiego y
termine este loco enfrentamiento. Necesito comprender
mejor la cosas; ser justa a la hora de juzgar a mis
semejantes.
- Por momentos pienso que no he sido una de
tus elegidas, que para vivir conforme a ti, a tu igual y
semejanza hay que saber escoger la estrella.
- Muchas veces te roguè para que pusieras
en mi camino un hombre que me amara y a quien poder amar
y que hallas ofrecido todo esto en la persona de Silvia
ha sido la peor y màs terrible de tus bromas.
- He de confesar que de no ser como soy
habrìa aceptado el reto a la aventura. Pero hay normas
que se llevan tatuadas en el alma, que existe en nuestro
espìritu antes de que existamos y no se pueden violar
porque serìa dejar de reconocernos.
- Tal como Silvia lleva sus patrones, llevo
los mìos por los siglos de los siglos y eso nada puede
cambiarlo ni siquiera un boleto a la felicidad sin
retorno que es la mayor tentaciòn que he tenido.
- Estoy segura de que habrìa sido feliz de
poder amarla, creànme, no miento, porque Silvia es todo
lo que espero de un hombre.
-
- YA LO VI, YA LO VIVI
-
- La habitaciòn en penumbras destribuìa al
sosiego; en los espacios de las sombras proyectadas se
adivinaban los muebles, que hablaban por sì solos del
gusto de los dueños. Al centro, se ubicaba la cama de
cuatro columnas, recubiertas de tul.
- La mujer que descansa sobre el lecho se
removiò intranquila, y el hombre que velaba sus sueños,
se apresurò a tomar una de sus manos.
- - Tranquila, estoy aquì, Martha.
- - Gracias Manuel, si no estuvieras serìa
màs terrible.
- - Calla, - dijo sellando su boca con el
dedo ìndice - Pronto pasar . Todo volverà a
ser como antes.
- - !Si fuera verdad! Me gustarìa creerte,
pero sabes de cierto que no serà asì. !Maldita
enfermedad! Me ha causado mucho dolor. !Y a tì tambièn!
Perdòname este mal que te causo.
- - ¿Què dices? Sin tì no sabrìa què
hacer. Siempre estarè a tu lado.
- - Nos separaremos, lo sabes. No quiero que
mueras junto conmigo. Tienes que vivir, nuestro hijo te
necesita.
- - El es mayor, tiene sus hijos, nuestros
nietos, yo tengo 85 años, a nuestra edad todo empieza a
perder sentido, dejamos de ser ùtiles y comienza este
sentimiento de estorbo. Reclamo quietud, cada dìa busco
màs la calma. ¿Por què serà ? Todo lo que deseo
es paz ¿Acaso se diferencia mucho de la muerte?
- La mujer se contrae sobre sì, llevò las
manos a su vientre y apretò con fuerzas como queriendo
acallar la boca del dolor que lanzaba alaridos desde su
interior.
- - ¿Te duele?
- - Un poco - contestò con el rostro
lìvido, surcado de arrugas que no ocultaban del todo una
pasada belleza.
- - ¿quieres un calmante?
- - No, quedate aquì conmigo, ya pasa.
- Manuel la contemplò en silencio con la
cabeza hundida en direcciòn al pecho, entre los hombros
encorvados.
- - ¿Sabes? - interrogò pensativa.
- - Dime, querida.
- - No temo morir, he vivido una vida feliz,
puedo hacerlo tranquilamente.
- - No moriràs, ten fe - contestò
acariciando el cabello de su esposa.
- - No, quiero morir como Dios manda, èl
asì lo ha dispuesto, sòlo lamento una cosa.
- - ¿Què?
- - Esta enfermedad, cuando vuelva a nacer
pedirè otra muerte. Lo creo justo.
- - ¿Crees en la reencarnaciòn?
- - Creo en la resurrecciòn. Soy cristiana,
si existe una segunda vida, Dios me premiarà .
- - ¿Y volveràs a ser artista?
- - Si, me gusta el arte. Sòlo que
incursionarè en otra rama, volverè de nuevo y serè
otra y otra, todos mis yo al descubierto en su màxima
expresiòn de libertad.
- - La humanidad lo agradecerà, si logras
ser tan virtuosa como ahora.
- - Lo serè, no lo dudes.
- - Eso espero.
- - ¿Què dìa es hoy?
- - 28 de Marzo de 1912.
- - ¿Entonces mañana? Me siento tan mal,
¿quièn sabe?
- - Calla, por favor, descansa.
- Son las 11:59 pm cuando miro el reloj;
falta apenas un minuto para las 12, hora en que todo
converge segùn las superticiones. ¿Termina la noche o
comienza el dìa? ¿Es mañana o es hoy? ¿Duermen los
vivos y despiertan los muertos? !Quien lo sabrà !
Lo cierto es que hay un calor insoportable, la atmòsfera
està saturada con los vapores del dìa y no corre
ni una gota de aire que pueda refrescar este mal humor
que empieza a empozoñar mi cuerpo, doy vueltas sobre mi
una y otra vez intentanto dormirme, en vano trato de
forzar al sueño, termino boca arriba con los ojos fijos
en el techo y un tropel de pensamientos agolpados en la
punta de la lengua. Mis labios en impulso inconsciente
modulan las letras y comienzo a proferir palabras.
- "Nada existe que no halla existido
antes, y nada existirà que no existaya. Dios hace que el
pasado se repita".
- Comienzo a sonreir en el coma supremo de
mi desvelo. ¿Dios? ¿y desde cuando creo yo en èl?, si
jamàs le he prestado atenciòn. Me sobrecoge un
estremecimiento, siento escalofrìos, ruidos que exaltan
mis sentidos y ponen a volar mi imaginaciòn; debo estar
sugestionada. Es malo llegar a los 79 años sola; ni
siquiera aferrada a una creencia que nos llene el vacìo.
Miro en todas las direcciones recorriendo la habitaciòn,
nada acecha en la oscuridad, trato de repetirme y sin
embargo, sè que hay una sombra cohabitando conmigo,
compartiendo mi miedo y mi respiraciòn. ¿Mañana?
¿Hoy? Quizàs el sicoanalista tenga razòn.
- No logro dormir, mi mente rehusa al
descanso y se agita en mi cabeza esa laguna de recuerdos
que vamos llenando gota a gota con los años; detengo mi
vista en la superficie para dejar mis ojos viajar en una
de aquellas efìmeras ondas formadas al remover las
vivencias.
- Es 1915, soy yo con tres años y visito
con mis padres la casa de unos amigos; me comporto de una
manera desenvuelta a pesar de ser una niña tìmida y
retraìda. Me acerco al artefacto ubicado en medio de la
sala, aunque no estoy segura de haber visto nunca algo
parecido, exclamo con voz exaltada por la complacencia.
- - !Que lindo piano!
- Soy el centro de todas las miradas que
extradas convergieron en mì, no me detengo por esto,
movida por una fuerza interior me las ingeniè para
subirme en la banqueta. La amiga de mi madre, se muestra
generosa, viene a sentarse junto a mì, y abriendo el
mismo ejecuta algunas notas de la pieza que tiene ante
sì. Sonrìo en el colmo de la fascinaciòn y me dispongo
a seguirla pues mis manos no se estàn tranquilas, sè de
antemano lo que tengo que hacer y asì lo hago, al
terminar yo misma la apludo y me aplaudo.
- - !Lindo! - exclamo - Es una partitura de
Chopin.
- Reina un silencio absoluto en la sala;
parece que algo grave ha ocurrido, recorro uno a uno
todos los rostros, en ellos hayo la misma expresiòn de
sorpresa, acentuada en sus ovaladas bocas de !Oh!
contenido. Mi padre rompe el silencio.
- - ¿Quièn te lo dijo hija?
- Como primera respuesta me encojo de
hombros, para luego decir: - Nadie, yo lo sabìa.
- Ahora analizo, reconozco que por ahì
empezò todo. Claro, de una manera inconsciente, entonces
era muy pequeña para las profundas reflexiones, incapàz
de distinguir o explicarme què era aquello; teniendo en
cuenta que mi curiosidad por los por què no habìa
comenzado. Con el paso del tiempo y la toma de conciencia
fuì descubrièndome, al principio me creì una
superdotada, la vida me habìa proporcionado un don del
que yo comenzaba a percatarme en la medida que con los
años se hacìa màs y m s tangible.
- Sonrìo junto a mis recuerdos en la
quietud de la oscuridad, para abandonarme nuevamente en
ese ondular de cosas pasadas que hoy parece absorverme.
El milagro de la evocaciòn me hace tener 27 años. Voy
por la calle abstraìda, sumida en un torrente de
pensamientos, me sorprendo cruzando la vìa sin prestar
atenciòn entonces me detengo bruscamente; recuerdo el
lugar, el hombre del pullover rojo que cruza en mi
direcciòn y el velòz carro que dobla la esquina. Todo
ocurre en fracciones de segundos como en mi mente lo he
visto, mi grito altera su destino, casi lo mata. El,
pàlido como la niebla, deja escapar el aire contenido en
sus pulmones en un momento, para liberar el susto.
-.Gracias - dice y esta palabra marca el preàmbulo de
una amistad; màs tarde serìa mi compañero para toda la
vida y aunque mis instintos le dieron la posibilidad de
conocerme no creìa en ellos, hasta llegò a burlarse al
principio, dicièndome: - Debes dedicarte seriamente al
espiritismo; no cabe dudas, !Seràs una gran vidente! y
sus palabras cargadas de mofa quedaban martillando en mis
oìdos.
- No le prestè atenciòn, sabìa que no era
cierto, no vi en toda mi vida un muerto como no haya sido
en funeraria. Tampoco oìa voces; sòlo veìa
anticipadamente algunas de mis escenas cotidianas. Màs
tarde cambiaron sus burlas por la persuaciòn,
insistiendo constantemente:
- - Debes ir a un psiquiatra, lo que te
ocurre no es normal, debes estar mentalmente perturbada.
- Terminè por no hacerle caso; no tomè en
cuenta sus señalamientos, no me sentìa enferma, todo lo
contrario. Tratè de que me comprendiera pero fue en
vano, nunca me creyò, !digo! hasta el dia de su muerte y
en este naufragar de reminiscencias vuelvo a vivir el
dia.
- Tengo 45 años y l 952, vamos en
nuestro auto para la playa, el sol de la mañana se
muestra inclemente, asegurando los vestigios de un
caluroso verano; sus rayos inciden en el cristal
delantero impidiendo de manera molesta la visibilidad; me
distraigo mirando el paisaje por la ventanilla, nada
novedoso resultan los viejos edificios pronosticando
derrumbe, me sentì como ellos,apuntalada por dentro, con
el miedo constante de un cualquier momento, al menor
desequilibrio, venirme abajo en un gran desplome.
- El miedo se acrecienta y me sobrecojo en
el asiento.
- - ¿Pasa algo, querida? - oigo su voz a
travès del tiempo. Le contesto una pregunta:
- - A mi manera. ¿A què viene eso? Si tu
no eres creyente...
- - Reza
- -¿Què te pasa? - y su rostro refleja
asombro.
- - No lo sè - entonces veo claramente,
grito !Vamos a chocar! Y èl atina a poner su pie en el
freno demasiado tarde; no sè de dònde saldrìa aquel
camiòn. De milagro salvè la vida, èl tuvo fractura de
cràneo y le sobrevino una hemorragia cerebral;
sobreviviò al coma por tres dias, màs tarde muriò.
- !Como lo quise! A pesar de todo. Hoy lo
sè, me alegro de no haberme casado nuevamente. mi
devociòn me llevò al descubrimiento.
- Retrocede el tiempo, me veo de luto con
las flores en la mano. Es domingo; el cementerio se sume
en la màs inmensa paz, no tengo deseos de regresar y me
distraigo paseando por las reas aledañas despuès
de la visita al sepulcro de mi esposo. Para un artista
este lugar resulta algo fantàstico, miro las
maravillosas esculturas y epitafios. Una làpida llama mi
atenciòn por lo negro y brilloso del màrmol, es
preciosa aunque se trate de una tumba, de una ràpida
ojeada leo la inscripciòn, sonrìo y continùo la
marcha. No es hasta llegar a la esquina que me percato de
lo ocurrido, me asalta una morbosa duda no exenta de
ansiedad. Retorno sobre lo andado, seguramente era un
error. Me paro frente a la sepultura; la situaciòn es
extraña y absurda. Me palpo el cuerpo, lo siento
tembloroso pero caliente para mi alivio. No habìa dudas,
no era un error, alguien descansaba allì para siempre;
alguien que por extraña e increible coincidencia tenìa
el nombre de Martha Gonzàlez Dìaz, mi propio nombre.
Màs calmada vuelvo a leer. Habìa nacido el 18 de
Febrero de 1832 y muerto el 29 de Marzo de 1913, a los 80
años, !el mismo dìa en que nacì!. En indagaciones
posteriores supe por un biznieto que en su època habìa
sido una gran pianista. Desde entonces todo dejò de ser
un misterio para finalmente convertirse en la clave de
algo cierto.
- Vuelvo en mì, a la superficie de mis
remembranzas en una onda recien emergida. ¿Tendrà
razòn el psicoanalista? !Bah! Yo sè que no, aùn
recuerdo sus palabras sacadas de libros empolvados por el
tiempo:
- - Usted no tiene nada, su fenòmeno ha
sido estudiado y se conoce con el nombre de mente
cansada, la mente se cansa igual que el cuerpo si se le
recarga, y luego creemos estarnos repitiendo escenas que
ya conocemos por haberlas vivido, le mandarè algunas
pìldoras...
- !Al diablo con tus pìldoras! ¿Mente
cansada? Acaso has sentido y experimentado lo que yo.
Ahora sè; desde aquel dìa que mencionè la palabra
piano, no he hecho otra cosa que vivir y repasar otra
vida, creyendo adivinar las cosas; esa pianista, muriò a
los ochenta años, yo pronto los cumplirè pero tengo la
idea de que morirè antes; pronto se completarà el
ciclo, si ella muriò el 29 de Marzo de 1913 cuando yo
nacì, entonces bien podria morir el 18 de Febrero cuando
ella naciò. No soy pianista mas sì una talentosa
escultora. Todo es tan extraño, sin embargo, sè que
volvera a nacer mañana y vivir nuevamente o
tal vez las dos viviremos otra vida a la que se
incorporaràn sus experiencias con las mìas. La campana
de la Iglesia ha dado las doce, en mi reloj las agujas
marcan la misma hora cuando el dolor me asalta
inesperadamente, aprieto mi pecho con las manos como si
asì pudiera evitarlo.
- La boca de la mujer que descansa en la
camilla se abre desmesuradamente en toda su extensiòn
por el doloroso !Ay! que deja escapar, el sudor baña su
piel tornàndola frìa y pegajosa, mira en todas
direcciones buscando apoyo, pero nadie puede ayudarla mas
de lo que lo han hecho, ahora todo depende de ella.
- Los ojos se me inundan nublados por el
llanto, amarillenta y apergaminada por los años se va
tersando en la medida que mi impulso decae.
- Trata de relajarse, recupera fuerzas, las
contradicciones han llegado al màximo de su continuidad,
todos esperan por su mayor coolaboraciòn; se incorpora a
medias apoyada sobre los codos, mientras alguien sujeta
su cabeza.
- Un nuevo ataque sobreviene, esta vez el
dolor es màs agudo, apenas logro respirar, el poco aire
que me llega en este amanecer o anochecer caluroso.
- - Ya viene, ya viene, no pares, mantèn
este ritmo, dale; ahora- le dicen. Aprieto los labios
fuertemente, mis manos se crispan con las sàbanas entre
los dedos, trato de incorporarme, quisiera articular un
grito de auxilio, tal vez algùn vecino me oiga y venga
en mi ayuda.
- - Ya està aquì, descansa.
- Descanso, me invade una gran rigidez, no
puedo moverme, mis ojos comienzan a oscurecer y todo se
aleja poco a poco hasta desenfocarse, siento un conteo de
regresiòn ...9-8-7, mi respiraciòn se aquieta de modo
lento y yo obedezco, 6-5-4, ahora solo deseo que haya
silencio,...3-2-1... Estoy quieta, me inundo de paz y una
embriagante luz..........mis pulsaciones han cesado.
- Una mano me sostiene, yo oscilo de cabeza
suspendida de mis pies en tanto la otra mano busca la
altura para finalmente venir cayendo. Estoy completamente
inmòvil y algo se ha escapado de mi con la ùltima
expiraciòn. Acepto la idea.
- El grito lastimero es ensordecedor, todos
rìen. !Que estupidez! Piensan que ha sido el golpe pero
estàn equivocados, ha sido por esta turbaciòn que ha
irrumpido bruscamente en mi interior con la primera
inhalaciòn.
- Me llevan en brazos hacia la mujer de la
camilla.
- - Es una bonita niña. ¿Còmo le
pondràs? - preguntan
- No hace falta respuesta. Yo sè que me
llamarè Martha Gonzàlez Dìaz.
- Pero en esta ocasiòn serè una gran
pintora.
-
-
- CURRICULUM VITAE
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- Nombres y Apellidos: Juliana Lòpez
Janeiro
- Fecha y lugar de nacimiento: Ciudad de La
Habana, 1-10-64
- Estudios realizados: Enfermera pediatra.
- Publicaciones Promocionales "Donde
campea la muerte", "A dos voces",
"Ellas las culpables" Banco de Ideas Z.
- Ha obtenido varias menciones en los
encuentros Municipales de Talleres Literarios de Habana
Vieja. 1990. Primer lugar compartido "Encuentro de
Talleres Literarios" del Municipio Habana Vieja.
1993. Premio Especial del "Castillito" y Premio
Revista "El Arabe" en el encuentro de creadores
de Talleres Literarios. Ciudad de La Habana. 1991.
Menciòn narrativa en el Encuentro de Creadores
Literarios. Ciudad de La Habana. 1993.
- -Miembro del Taller Literario
"Juliàn del Casal".
- Direcciòn particular: Gervacio No 512 e/
Zanja y Salud. Centro Habana. Ciudad de La Habana. Cuba.
- INDICE
ARCHIVO LITERATURA N°1