JORGE
ENRIQUE RODRIGUEZ CAMEJO
Curriculum vitae
Poemas: Si
alcanzaran los tiempos; No sé de
cosas; Canto del sol; Canto porque canto;S/T; Tus
labios; Locuras
tardías. Cuentos: El recuerdo del ángel; Los bosques de la eternidad.
- SI
ALCANZARAN LOS TIEMPOS
-
- No alcanzan todas las vidas para vivir,
para satisfacer esos deseos en apariencias de caprichos,
que envenenan las conciencias, haciendose apellidar
sueños...
-
- no alcanzan las horas, para construir
nuestros cimientos de esperanzas, que el decursar
inevitable del tiempo, devora con su hoguera paciente;
cual carta desdeñada y abandonada al fuego del
despecho...
-
- no alcanzan los brazos, para palpar con
bríos lujuriosos, los helechos de las ambiciones
mezquinas; para rozar con afán lascivo, el cuerpo
tremebundo de una venus deseada; para tocar con timidez
premeditada, las míseras realidades de nuestras
blasfemias...
-
- no alcanzan los dioses para tanta fe, ni
los perdones para tantas culpas, ni las guerras para
tantas muertes, ni los corazones para tantos amores...
-
- no alcanzan todas las vidas, para hacer
aquellas cosas, que nos llenan pero no nos sacian...
-
- no alcanzan tantos mares de muerte, para
tantas ganas de morir.
-
-
- NO
SE DE OTRAS COSAS
-
- Yo no se de otras bellezas, que no sean la
contemplación de una divina primavera, que muestra con
regocijo de madre, el nacimiento de flores, el vuelo de
las aves, el verdor de su follaje...
-
- no conozco otros placeres seductores, que
no sean, la entrega recíproca del amor, bajo la sombra
de una tarde majestuosa, al amparo florestal de un bosque
de fragancias y olores, bajo el mutismo extraordinario
del sol...
-
- no se de otras melodías, que no sean, las
que me transmiten en forma de caricias, el susurro del
mar; las que me entrega un ruiseñor, cuando proclama su
alegría de volar, y la felicidad de su canto...
-
- no conozco de algo más humilde, que estos
versos entristecidos, que nacen del manantial impuro de
mis pensamientos, que fluyen como rios, desde mi
corazón, y desembocan en un mar de poesías...
-
- no se de otras tristezas, como la del
pájaro en cautiverio, que no podrá ya, en su vuelo
ilimitado, tocar el maravilloso punto, donde se unen la
tierra y el cielo.
-
-
- CANTO DEL
SOL
-
- Mi canto, es canto de luz; luz de aurora
resplandeciente, luz de sol primaveral que ilumina,
brilla y da vida a mis ocultos amores, a mis pasiones
oscuras...
-
- mi canto loco y bello, como flor de
primavera; mi canto verdadero como el amigo que tengo...
-
- ¿qué es mi canto? - yo pregunto...
-
- es esencia de aroma fresca, es el aroma
del almendro; mi canto es el vino divino, del cual beben
los poetas, cuando sus versos dedican, a la hermosa
naturaleza...
-
- ¿a dónde vas con tu canto? - me pregunta
la gardenia...
-
- a las florestas seductoras, de la poesía
casta, a los coloridos parajes donde habita la belleza...
-
- voy con mi canto, puro y romantico, a los
azules continentes, de la pasión y el encanto.
-
-
- CANTO
PORQUE CANTO
-
- Canto a las mariposas de colores
infinitos, que adornan el florido jardín de las
poesías; canto a las hierbas silvestres de aromas
frescos y tibios; canto al sol radiante que resurge en la
mañana...
-
- canto a la primavera, de diversas
inquietudes y de extraños multicolores; canto a la luna
marchante que quebranta el horizonte...
-
- y mi canto no es imberbe, es el retoño
creciente de las pasiones que habitan en las
resplandecientes praderas de mi alma fidedigna...
-
- es como el canto mañanero, de gorriones
presurosos y ocupados; como el cantar de los grillos
ocultos, entre arbustos y hierbas; es como la fresca
llovizna de verano, que humedece la cálida tierra...
-
- canto a las sombras, a las aves, al canto
del ruiseñor; canto a la lluvia, canto a las flores....
-
- canto al sol.
-
-
- SIN TITULO
-
- Venid saltimbanquis, entrad juglares, y
juntos honremos al púlpito desde el cual nos reclaman el
arte; madre de los placeres, concubina leal de los
éxtasis...
-
- juntad las almas, para que un solo coro
estremecedor, se alze alado junto al clamor de nuestra
generación; hundida en los pantanos de la ignorancia...
-
- que el danzador baile su danza sagrada,
rindiendole culto a la llamarada inmortal;
-
- que el orador derrame su elocuencia
decorada de verbos enjoyados, sobre la multitud
enardecida;
-
- que el poeta recite sus versos magnos, sus
estrofas cumbres, apaciguando la sed de bellezas que
sufren los espíritus ennoblecidos por la savia eterna...
-
- que cante el rapsoda, que esboze el
pintor, que esculpa el escultor, sobre la roca bravía de
la vida...
-
- dejemos huella clara y resonante, para que
el porvenir nos juzque o nos perdone; que el futuro nos
apellide maestros del devenir o nos unja, epígonos sumos
del ayer.
-
-
- TUS LABIOS
-
- Cómo serán tus labios, después de una
noche cómplice de amores saciados; después de una
voluptuosa sucesión de convulsiones y gemidos...
-
- cómo serán esos labios después de
haberme prometido en un secreto, la inmortalidad
radiante, de las pasiones que inmolan mis razones...
-
- cómo besarán, después de haberme
bañado, en los caudalosos lagos de los besos
apresurados...
- mantendrán la furia agresiva de los
instintos que lo enceguecen, o perecerán bajo la
repugnancia que provocar el hastío de tantos labios
sobre labios?
-
- cómo besarán, cuanda ya cansada mi alma
de las travesías del destino, y de los naúfragos de los
mares de la locura, te pida a gritos desesperados, la
misericordia de tus labios húmedos, sobre la palidéz de
mis mejillas...
-
- cómo serán esos labios, cuando los
anhele en mis crisis febriles de apóstol revindicado,
mereciendolas después de traer, uncida en mi carro
rebelde, la victoria encadenada.
-
-
- LOCURAS
TARDIAS
-
- Acompañame a cometer locuras, al amparo
del delirio de la noche, locuras de Quijote contra
molinos de viento; apuremonos porque temo que en un
pestañear del tiempo, me vuelva viejo, y la longevidad
de mi alma no me permita beber de las aguas presurosas de
la vida...
-
- me convulsiono en deseos de obsequiarle
libre cauce, a mis pasiones de otrora, prisioneras tras
los barrotes fortalecidos por el peso ineluctable de la
edad; surcar con brios juveniles las paredes del viento;
despeinar mis ideas bajo la acción purificadoras de las
brisas; extasiarme con las fragancias elocuentes de las
rosas del amor...
-
- acompañame a embriagarme en el manantial
de las pasiones efímeras; a calentarme en la hoguera de
los sentimientos magnificos; a rezar los credos sublimes
de la eterna juventud del espiritu; que no declina, sino,
hasta el ocaso de la existencia.
-
-
- CUENTO: "EL RECUERDO DEL
ANGEL"
-
- Siempre le gustó la idea aquella, de
verla pasar por su lado, e irse con ella en su infinito
viaje, y desplegar sus alas de angel soñador.
- Siempre tuvo conciencia de aquel instante,
en que su mirada se cruzaria con la de ella, como
incitandola a un duelo donde no habrian, ni derrotas, ni
victorias, sino tan solo, la formidable saciedad de los
deseos encarcelados.
- La magia de aquel instante seducia su
temperamento curioso, hasta el limite de clamar en un
grito desesperado, por la llegada de ella.
- Muchas veces convirtio en las los verbos
poeticos, en los cuales expresaba, toda la avidez
neurotica de sus ansias de volar junto a ella: cada frase
era un vuelo; el vuelo del ángel extraviado en busca de
su edé profanado.
- El la anhelaba, como al pedestal
reciedumbre de sus triunfos; y al vituperio del populacho
que lo acusaba por amarla, le enseñaba la antorcha
disipadora triunfal de su independencia absoluta, de su
soberbia irrefrenable.
- Derramaba toda la rebeldía de su pasión
incontenible, sobre los prejuicios de sus jueces, que
deslumbrados ante tanta osadía, lo ungían con la
diadema de la locura. Jamás le perdonaron su amor
exagerado por ella, de la cual expresaban:
- - Es la dueña de la desolación, y de las
amargas tristezas que dejan sus estigmas dolorosos....
- Pero él levantaba ante esas opiniones, el
egoismo de su corazón alado e inalcanzable.
- Era un ángel, y la gente no comprende de
la felicidad de los angeles, que como él, vuelan entre
quimeras idealizadas y sueños divinizados. Para ellos,
él era un pecador, y como hereje lo condenaron sus
inquisidores, ignorantes de aquella pasión ignífera que
deboraba su alma.
- Aquella idea, renació en él, junto a una
sonrisa; la misma sonrisa que hoy lleva en sus labios,
cuando el recuerdo lo ve pasar; fugaz, como el vuelo de
un cometa. Idea que palpitó en aquella noche, en que
platicaba con las estrellas: sus hermanas de vuelo y sus
compañeras de sueños.
- Hubo quien lo amo de veras, como Xiomara,
que en el bullicio de aquella tarde imploró que la
amase, que la llevase a donde quiera que él fuese. Pero
él le dijo que no podía amar a las dos, y ya su alma se
había decidido por aquella, y que él partiría porque
ya poseía alas, y volaba; volaba como un ángel.Xiomara
lloró, pero el ángel fue inexorable; aquellas lagrimas
no eran suficiente espada para vencer al dragón que
vigilaba; celoso, las puertas de sus quimeras.
- Quienes lo recuerdan aquel día, en que el
chofer del auto negro se la presento, y é, agradecido.
quizo besar sus manos; se preguntan, si la esencia de la
vida no es eso, amarla, amarla como él hizo; pues al
final del camino, siempre es ella quien nos aguarda.
- Quien sino ella, que es el consuelo de los
infelices; el destino último de las almas irredentas,
que hastiadas de tanto errar por entre el caos y la
masacre a la felicidad, se encaminan a su reino. Ella,
que renace las fuerzas de nuestras esperanzas
desfallecidas.
- Quienes recuerdan cuando estaba allí,
inerte, silencioso, esperando el despliegue de sus alas,
para volar por los apacibles mundos de los sueños; se
preguntaron si era feliz, y la sonrisa que adornaba sus
labios, fue elocuente, y su silencio eterno, susurró la
respuesta.
-
-
- CUENTO: " LOS BOSQUES DE LA
ETERNIDAD ".
-
- Cuando Etnegeletni salió a la calle, bajo
el reinado de las primeras luces del alba, acompañadas
por el travieso canto de los gorriones, eran exactamente,
las seis y cuarenta y tres minutos de la mañana. Al
tiempo que miraba la hora en su sencillo y exacto reloj
de pulsera, sintió una rara sensación de impezantes en
todo su delgado cuerpo, que lo atravesó desde el
occipucio hasta los talones. Era una sensación que
estaba más allá de su extensa comprensión; no lograba
descifrar de donde podían provenir aquellas vibraciones
casi magnéticas que rozaban su naturaleza humana. Se
dijo a sí mismo que, serían los efectos de ondas
subliminales, concebidas en un rapto de éxtasis y las
cuales resurgían desde los intrínsecos rincones de la
subconciencia.
- Tranquilizado con esta, su explicación
parasicológica; creyó percibir a través del trinar de
los pájaros, el cotidiano murmullo que brotaba de la
confusión desesperante, de susurros de voces humanas,
ronroneo de automóviles y ecos sordos de pasos
apresurados; murmullo que era amplificado por el silencio
de aquellas horas.
- Aquel murmullo; muchas veces molesto a su
educado y refinado sentido auditivo; podía escucharlo
con una nitidéz vaga, sin embargo, en toda la extensión
en la cual su azulada mirada se permitía desplazar, no
divisó un solo automóvil, ni tampoco a persona alguna.
- Aquello era un desierto asfaltado, una
desolación deprimente, habitada solo por construcciones
geometricamente semejantes, algo realmente aterrador.
Tanto silencio había, que pudo escuchar con claridad los
compases de sus pensamientos.
- Etnegiletni murmuró para sí algo
irrebatiblemente lógico en semejantes circustancias
desérticas:
- - Ni un alma - decía - ni siquiera el
ancestral barrendero que invariablemente me pregunta la
hora..... nada de autos, nada visiblemente mecánico o
humano; sólo construcciones de hormigón silencioso, -
prosiguió - mas sin embargo escucho el sonido del
taconeo presuroso de los transeuntes, y el ruido de los
veloces automóviles.
- Ser que la monotonía detestablemente
ruidosa, se ha trasladado unos cuantos metros más
adelante, aburrida de coquetear por estas cuadras?
concluyó Etnegiletni, al tiempo que enderezaba sus pasos
hacia las proximas cuadras, donde creía que se había
mudado la fervescencia de la cotinianeidad.
- Echó automaticamente una mirada; como un
fugaz reflejo, a su reloj, y vaya sorpresa, el esférico
enmerado, marcaba aún, las 6 y cuarenta y tres minutos..
- - Caramba, esto es ya el crepúsculo de lo
inaudito, - musitó - se ha parado el reloj: él que
siempre ha sido fiel a su pariente el tiempo.
- Le dió unos tiernos y familiares
golpesitos, pero el cronos mecanizado fu inexorable, y no
dió muestras de querer continuar su rumbo, aunque
Etnegiletni creyó escuchar el TIC-TAC.
- - Imposible - se dijo -
- Continuó caminando, más por la fuerza de
la costumbre, que por mezclarse entre la multitud; quizo
buscar a los responsables de los ruidos que él
escuchaba. A medida que el cerebro emitía mensajes de
movilidad a sus miembros locomotores, contempló la
novedosa naturaleza, que barbullía colores, olores, y
visiones dendriformes.
- - Ser un hermoso día,.... el cielo
despejado, la brisa fresca, fragancias agradables,
hummmm..., respiraba a capacidad plena, con toda su
plenitud pulmonar - parece un día especial, como en
tiempos de dinosaurios; naturaleza viva en todo su
esplendor.... bella, perfecta - balbuceaba -
- En su estado de arrobamiento; queriendo
abarcar para sí solo todo aquel aroma que expelía el
aliento de la atmósfera; no cayó en la cuenta, de que
había andado alrededor de diez cuadras, y no había
tropezado con una sola persona.
- Se libró del éxtasis seductor, y prestó
oidos. Lo primero que logró escuchar fue el TIC-TAC
uniforme de su exacto, bueno, casi exacto reloj. Le
espetó una mirada, y casi sufre un sincope, al observar
que obstinadamente continuaba marcando las seis y
cuarenta y tres minutos; después escuchó los mismos
sonidos y susurros de antes, pero esta vez más cercanos,
como si las personas pasaran por su lado exclamando
frases incoherentes, hasta creyó persibir sus
alientos... más para su asombro, no vió absolutamente
nada, ni nadie, excepto casas, arboles, rayos solares,
brisas traviesas, y aquella extraña sensación de flote
que lo exclavizaba.
- - No puede ser posible - dijo en el colmo
del asombro, abriendo desmesuradamente los ojos todo lo
que pudo, y haciendo repetidas negaciones con la cabeza,
creyendo que asi se despertaría del todo, pues ya estaba
convencido de que era presa de una modorra sobrenatural:
- - Ni un alma, sin embargo el sonido
susurrante aún persiste,; es algo realmente preocupante
- musitó Etnegiletni, haciendo un profundo mohín de
extrañeza que le provocaron unas arrugas terribles en la
frente.
- Quizas, a causa del estudio intenso al
cual se entregaba Etnegiletni, en su afán por descifrar
enigmas inalcanzables y teorías reveladoras, y que lo
sumergían en profundos éxtasis de deleite espiritual;
se elaboraban aquellas visiones y sensaciones quimericas
que experimentaba.
- Era un habitante de un mundo de busquedas
intensas, un mundo en que solo se amparaban él y sus
libros, donde no había lugar para las maravillosas
trivialidades de la vida cotidiana; la cual negaba,
denunciaba, y hasta a veces excecraba.
- Poseía una inteligencia vasta y
cultivada, gracias a los largos años de paciente estudio
y dedicación que le obsequiaba a los enigmaticos
volumenes. Volúmenes que le legara su prócer padre, que
en otrora fuera una de las grandes eminencias de la
parasicología y la metafisica.Siguió - AD PEDEM LITTERA
- los pasos de su viejo, como lo llamara cariñosamente,
y que Dios lo tenía a su diestra en el quimérico mundo
de las sombras. Anduvo los mismos senderos de su
iluminado procreador; entre filosofos divinizados y
genios inmortalizados; sólo entregandose en sus
instantes de delirio espiritual, a la infinita y
magnifica contemplación de la insubordinada naturaleza.
- Etnegiletni era mucho más que un genio de
su raza, pues había traspasado oscuros secretos que
fueron irrevelables a sus homologos antepasados. Entre
sus contemporaneos podría decirse, que si no era
Einstein, al menos era el Darwin de los misterios
metafísicos.
- Como dijera él mismo: * He ido y he
conocido secretos que serían inverosímiles al
conocimiento superficial del vulgo; mas, algún día sere
obsequiado por mis logros, o pereceré por mi pecados, al
revelar misterios que no inmiscuyen a la raza de "
Adan ".
- Etnegiletni sacó un cigarrillo, dispuesto
a seguir dando rienda a sus pasos, resignado a que en
fin, en cualquier parte encontraría a la gente y sus
quehaceres comunes y cotidianos. De todas formas no se
habran evaporado.
- No encontró la fosforera, y se repudió
entre el olvido, pues si no habia personas, no
encendería el cigarrillo, y tenía inmensos deseos de
fumar.
- - Así es de caprichosa la vida -
balbuceó, y siguió caminando resignadamente, y con aire
de dejadez.No tenía noció de cuanto había caminado,
pues estaba ensimismado en otros pensamientos, para él,
superiores a elementos como el amor, la vida social, y
demás costumbres normales de la vida humana.El
cigarrillo se le humedecía entre los dedos por el sudor
que le corría como el rocío a las rosas, por el cuerpo;
cuando escuchó una voz, clara que se dirigía a él...
- - Bueno, al fin aparecen - pensó mientras
alzaba la vista.
- - ¿ Quiere encender? - le preguntó
amablemente un hombre de redondos ojos vacíos; cabellos
largos que caían sobre sus hombros, con gestos suaves y
meditados. De su boca emanaban espesas bocanadas de humo,
y entre sus cuidadosos dedos sostenía un cigarrillo
encendido.
- Etnegiletni lo contempló con curiosa
mirada; sus primeros pensamientos fueron, que al fin, la
modorra se le había esfumado del cuerpo, o que la gente
se había quedado dormida, y ahora era que despertaban a
sus ociosos deberes. Pero mientras no quitaba sus ojos de
la apariencia del extraño; todavía resonaban los mismos
sonidos, murmullos, ruidos; más al mirar en derredor, en
busca de las normalidades monotonas, observó lo mismo,
casas arboles, asfalto, y la extraña sensación en su
cuerpo.
- Pero no se acongojó de esto, ya que al
menos tenía compañía; y al pensar en esto, no pudo
dejar de asomar una sonrisa, al descubrir que por vez
primera, se alegraba de tener compañía; él que era un
solitario en su mundo de teoremas y letras.
- - ¿Encender o no? - volvió a preguntar
aún amablemente el hombre. - Se ha undido usted en un
mutuismo extraordinario - completó sonriendo.- Claro que
encenderé, no faltaba más. - le contestó Etnegiletni,
tomando la fosforera que le brindó el hombre, y que era
extraordinariamente parecida a la suya...
- - Es un día raro no es cierto? - le dijo
Etnegiletni, devolviendole la fosforera y tratando de
vislumbrar si aquel hombre le sucedían las mismas cosas
que a él.
- - Es un día normal, común, los pájaros
trinan, las flores revelan sus corolas al cielo, las
fragancias son las mismas. - contestó el hombre haciendo
con un gesto, una invitación de seguir caminando a
Etnegiletni - en fin, todo en su lugar, excepto algunas
cosas claro esta; pero es lo cotidiano, todos los días
sucede algo novedoso.
- Etnegiletni aceptó la invitación y
camino junto al hombre, olvidando que era sacerdote de un
ritual; el de la soledad; y que jamás andaba, y mucho
menos dialogaba tan familiarmente con otras personas;
pues que es la soledad sino el dialogo con uno mismo.
- - No se, yo noto cosas raras, pudo
percibir los sonidos normales del día, pero no he visto
a nadie en todo el trayecto, excepto a usted,.... ni
siquiera un automovil - dijo Etnegiletni, lanzando con
travesura infantil, bocanadas de humo.
- - ¿Cómo es su nombre?, hemos caminado y
hablado como dos viejos amigos, y no sabemos nuestros
nombres.
- - Me llamo Orejasnem, ¿y usted?.
- - Etnegiletni - contesto sonriendo, y en
el fondo extrañado de haber llegado al extremo de
confraternizarse con el hombre.
- - Pues bien Etnegiletni, me podria decir,
que ha notado usted de cosas raras en este hermoso día,
que es como un homenaje a la inmortalidad de los sabios.
- - Si, - exclamó Etnegiletni, botando la
colilla de su cigarrillo, lanzandola a gran distancia. -
como le decia, no veia a nadie, parece que todos se han
retrasado, haciendole tributo a la pereza; y otra cosa,
siento el TIC-TAC de mi reloj pero no ha caminado un
segundo desde que lo mire por primera vez.... no son
estas, cosas raras para un día tan hermoso.
- - Yo no diría eso mi carisimo - dijo el
hombre lanzando un suspiro, como quien debe dar una
penosa noticia - quienes han atravesado el umbral de la
vida hacia los bosques de la eternidad, no pueden ver los
elementos materiales, tan solo persiben su esencia.
- Etnegiletni se detuvo; rozando los bordes
del paroxismo; el hombre se detuvo a su lado,
contemplandolo.
- - Acaso me dices que .... - balbuceó
Etnegiletni.... - que he.......
- - Si carisimo, ha sido usted llamado al
reino del descanso y el sosiego físico, por eso su
extraña sensación de flote.Etnegiletni estaba como
encantado, siempre pensó en la muerte como algo que
llega, ruidoso, tragico, rodeado de delirios, agonias y
tal vez hasta de dolores.
- - Y cual es la causa, y el por qué de
este modo tan sublime? - preguntó curioso, como cuando
un niño descubre un acto de magia.
- - Usted se ha dedicado a ciencias gratas y
magnificas, que engrandecen la espiritualidad de los
mortales, por eso ha hecho este viaje en una forma tan
sublime, es como una gartitud. En cuanto a los motivos,
solo hay uno: usted en su estudio descifró secretos no
dados a esta forma de vida, estos en poder de los
mortales sería el apoteosis de este mundo tan bello al
cual perteneces; usted traspasó el NOM PLUS ULTRA.
- Etnegiletni no pudo más que reir, sabía
que estaba en lo cierto, había descubierto un tesoro
guardado durante siglos, pero sus dueños no se lo
dejarian usurpar; en cambio le obsequiaban ser participe
de él, solo que en un secreto sepulcral.
- - Bah, me regocija que asi sea, no todo
hombre sabe darle uso a grandes descubrimientos, y que
sería si esos divinos e inmortales elementos, cayecen en
manos inadecuadas,...... sólo lamento que este reloj se
haya detenido a las seis y cuarenta y tres minutos.
- Y ambos siguieron su andar por aquellos
linderos colaterales a nuestras vidas, conversando como
dos viejos amigos.
- CURRICULUM
VITAE
-
- NOMBRES Y APELLLIDOS: Jorge Enrique
Rodríguez Camejo
- FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO: 18 de Mayo de
1973, Ciudad de La Habana, CUBA
- ESTUDIOS REALIZADOS: Pre-Universitario.
- LABOR ACTUAL QUE REALIZA: Estudiante de
Segundo año de Licenciatura en Historia (curso a
distancia). Jefe de Brigada (Laboratorio farmacéutico)
- DIRECCION PARTICULAR: Ermita No. 250 Apto.
21 e/ San Miguel y Auditor. Plaza de la Revolución.
CUBA.
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COMPENDIO N°2
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